
La libertad es como un número primo.
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN – PEPE CARVALHO – ROBERTO BOLAÑO – JUAN RE CRIVELLO
Vázquez Montalbán, apostado en un café de Las Ramblas, se limpia las gafas con un pañuelo bordado con las iniciales P. C., mientras se esfuerza por ocultar la figura de un personaje suyo, Pepe Carvalho.
–No pienses que quiero ocultarte porque no me pareces un detective digno de la novela negra, Pepe. Todo es por la policía de las islas, que nos obliga a estos solapamientos con nuestros personajes. Eres un clandestino.
–Tranquilo. No será la única policía de la que tenemos que ocultarnos los detectives, Manolo… ¿Y ese que viene por ahí?
–Ah, es Roberto Bolaño. Un buen tipo. Chileno. Un chileno del mundo. Conoce más Barcelona y Cataluña que muchos catalanes. Está interesado en técnicas de escritura de la novela negra. Yo creo que poco puedo enseñarle. He leído un par de cosas suyas y nos da cien vueltas con eso. Pero no puedo ni quiero quejarme.
–¿Nos da? Que yo sepa yo no me escribo solo.
–Autor, personaje… ¡Qué más da, Pepe! Somos un equipo.
Se acerca Roberto Bolaño, con el mismo gesto de despiste de siempre, pelo rizado y desastrado, gafas grandes, mirada perdida en cien mil cosas (las flores, una muchacha que pide, los olores de La Boquería). Lo acompaña un señor con aspecto de pájaro inteligente. Lleva por lo menos una docena de libros, repartidos entre ambas manos. Bolaño sonríe y presenta:
–Buenas tardes, este es Juan Re. Lo mismo que yo he tenido la gentileza de hacerles un huequito en mi isla –porque los gringos de Google no han querido ponerle una isla, Manolo–, aquí Juan nos ha reservado un hotel en pleno centro de Las Ramblas…

Gracias Scarlet!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un placer.
Abrazos.
Me gustaMe gusta