MI FIEL MENTIRA by Marcos Bordón

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            Por mucho tiempo había ocultado algo que cargaba como una cruz sobre sus hombros, algo así como un presidiario que ocultó su verdad sobre el crimen.

            Pero un día no soportó tanto silencio y se armó de coraje para confrontarse a su razón.

            —Ven, por favor, que tengo algo que decirte —ella gesticuló que sí y se aproximó con una extraña sensación.

            —¿Sucede algo, cariño? —preguntó con ansiedad, al ver el semblante de preocupación de su marido.

            —No sé cómo iniciar esto… —suspiró hondo, de verdad no sabía cómo empezar algo que terminaría con todo.

            —Cariño, no me asustes, ¿Qué pasa? —le arregló el cabello y luego bajó sus yemas con una tierna caricia sobre su rostro.

            Habían cumplido ocho años de matrimonio, tenían un hijo de cinco y que era un aventurero innato.

            —Debo confesarte algo, tal vez hasta ya lo sospechabas —articuló.

            » Fue a la edad de diez años que un amigo bromeó que quería algo conmigo, algo que me pareció muy extraño de su parte y pensé que solo me hacía una broma de mal gusto, no obstante, cuando vi su rostro y me volvió a repetir lo que buscaba, descubrí que sus intenciones eran sinceras, ¿sabes?, me dijo que no será un compromiso serio, ni siquiera habrá besos ni caricias, solo quería saber qué se sentía, él no era homosexual, ni mucho menos yo —su esposa se puso más seria de lo normal y ahora supo el porqué el rostro de su marido cuando la llamó hace un momento.

            » Recuerdo que fue en casa y cuando nadie no estaba. Él, era dos años mayor que yo y me guio como si no solo estuviera experimentando, sino más bien que sabía lo que hacía. Me dijo que le tocara y cuando sentí la erección de su sexo, me ordenó que me voltee y yo, como un preso frente a su condena, solo obedecí. Me dijo que lo haría con cuidado y siguió así hasta que hubo terminado —manifestó con desdén, ni siquiera se atrevió a mirar a su esposa.

            —¡¿Por qué me dices todo esto?!, me estás hablando de algo que pasó hace tiempo y no me importa lo que hayas hecho, ¿entiendes?

            Exasperada por la situación, María alzó la voz e hizo que su hijo viniera a ver por qué razón discutían. Pero cuando descubrió que no era nada malo, regresó a su habitación para seguir jugando.

            Pero lo que no sabía María, era que solo era el inicio de lo que vendría a continuación.

            —Estoy molesto… por fingir que no he cometido varios errores en la vida y que finjo que todo está bien.

            —¿Por qué hablas de errores?, ¿te refieres a nosotros?, ¿Qué sucede, Alan?

            —Porque después nació en mí algo que tal vez siempre quise ser o no sé si fue por lo que me hizo Tony (su primo con quién experimentó), desde esa vez siempre luché contra mí mismo y me oculté bajo la sombra del engaño, todo para aparentar que era heterosexual, por mis padres, lo hice para demostrar que era un error, sin embargo, empecé a necesitar de aquello que él me dio y busqué en otras personas —hubo un silencio largo, todo para confesar lo que de verdad tenía atragantado desde hace mucho tiempo—, y fue cuando supe que Roque también era gay.

            Roque era su mejor amigo en la actualidad y a quien invitaba a ver los partidos de fútbol o a cenar con su familia, incluso jugaba con el hijo de ambos como si fuera parte de la familia. María nunca habría sospechado que sí había una conexión más que de amistad.

            —¡Me estás diciendo que Roque y tú… ? —no se atrevió a culminar su pregunta, ya que sus lágrimas empezaron a brotar.

            —Sí, siento haberlo ocultado por tanto tiempo y me duele que haya roto la confianza que hubo entre nosotros, pero lo que más me duele es que te quiero y a Roque lo amo —confesó y fue como si la hiriera de muerte.

            María sollozó y luego se irguió para continuar con su vida, al lado de su pequeño. También sentía que haya invertido casi una década de su tiempo en un matrimonio que siempre fue una farsa, también estaba molesta porque Alan no fue sincero desde un principio con ella, porque el amor que sentía no es que acabaría por serle franco.

            —Será mejor que te marches —exigió con justa razón.

            —Lo sé, es lo que quería decirte —sostuvo en medio del camino entre la desazón y  la felicidad por liberarse.

            Tras la confesión, se despidió de su hijo. A un cuarto de milla, alguien más ya lo aguardaba y dejó añicos un amor no correspondido.

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2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Scarlet Cabrera dice:

    Hay tantas historias dentro de una persona, inclusive, revelaciones muy ocultas.
    Cuando sucede el tránsito del adentro a la verdad, es como desnudar al todo y lamentablemente, a veces herimos.
    Muy bueno.

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    1. Ese tránsito de la infelicidad y resentimiento que quedó, también refleja la humanidad en la verdad de ambos. Quizá nuestro protagonista aguardó demasiado tiempo para mostrar su verdadero yo, pero mejor que ocurra en el momento justo y no esperar a que no suceda nunca. Gracias por apreciar el relato. Saludos.

      Le gusta a 1 persona

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